El final de la serie de Carlos V
Es complicado porque hacer cine con señas de identidad histórica es muy caro, tanto vestuarios, localizaciones, extras, y ambientar todo a un estilo de la época en que los diálogos sean coherentes y entendibles en nuestra época, aunque la acción se desarrolle en épocas pasadas y que no huela a rancio, en el que los personajes hablen como personas y no como meros actores leyendo un dialogo, y que las pequeñas licencias que toman los guionistas encajen bien en el relato a veces ficción, a veces realidad.
Todo este esfuerzo se logró en la serie Isabel pero no ha acabado de consolidarse en Carlos V, cuya caída en las audiencias, que ha obligado a TVE a retirarla hasta 2016. No es una serie mala ni mal contada (hay buenos momentos, sobre todo la música que es genial, bien entrelazada con las escenas, melodiosa a veces, fuerte en otras, a veces estremecedora pero sigue una línea que hace que a veces nos fijemos más en la música que en la trama, algunos intérpretes muestran tablas de sobra y está claro que se ha intentado hacer algo digno, no un Juego de tronos a la española) pero sí es una serie floja, insuficiente y lastrada por algunos,diríamos, varios pesos muertos que impiden que coja altura.
Como nos podemos imaginar en todas estas series históricas lo más importante es el presupuesto. Y eso se nota ya que cuesta hacer una serie sobre Carlos V, que exige espectacularidad por los cuatro costados. Carlos V es una serie muy justita de dinero y se nota…
Otro tema sería el guión.Tanto personaje, tanto salto de escenario, despista al más pintado, unas veces estás en Francia, otras en América, otras en Flandes, Granada… así es imposible situarse. En cambio la serie Isabel estaba mucho más ajustada en ese aspecto, era más precisa, iba al grano y los personajes eran los suficientes y necesarios. En Carlos V los espectadores nos perdíamos en muchos momentos y no sabíamos quién era quién y dónde estaban. Pero lo peor de todo, es que tanta saturación de tramas, lugares y caras se dejaba notar en el ritmo. Tediosa, encorsetada, artificiosa y postiza (y con grandes errores de bulto
También un poco achacable al reparto. Algunos actores dan la talla, otros sobreactúan, y si a ello le unimos los fallos de sonido, es todavía peor, haciendo que a veces no se les entienda.
Lo que no podemos negar es que ayer el doble capitulo, es la emoción a flor de piel que nos produjo la despedida de Isabel y Carlos, haciendo que a todos se nos escaparan las lágrimas, en el momento desgarrador y sublime de la muerte de la Reina, a ello añadir la frase mítica donde las haya de Francisco de Borja. “Juro nunca más servir a señor que se pueda morir”. Y Francisco de Borja llegó a santo.
Como curiosidad, El Emperador ordenó, como homenaje a su amada esposa, la plantación de miles de claveles en los jardines de la Alhambra.
Fuente: Tino Pertierra
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